En muchos casos, nuestros deseos responden a necesidades específicas y las dietas, cuando operan en sentido contrario, pueden ser producto de una desintoxicación, o bien de que algo va mal.





 Haz tiempo para comer 


 Digerir los alimentos es probablemente la actividad más compleja que realiza el cuerpo humano, y hacerlo mientras estamos enojados, angustiados o resolviendo problemas obstaculiza el proceso. Tomarse un tiempo puede ser la diferencia, en especial si los alimentos que comemos son pesados, contienen exceso de sal o azucar o son ricos en grasas.

 Mastica 

Muchas veces olvidamos que la digestión empieza en la boca. Tendemos a dejar todo el trabajo al estómago, pero resulta que el estómago no puede cumplir muchas actividades que se realizan en la boca.

La saliva es ligeramente alcalina y ayuda a disolver algunos alimentos en formas que los jugos gástricos (que son ácidos) no pueden hacerlo. Además, al masticar adecuadamente, damos información al páncreas y la vesícula biliar sobre los alimentos que se aproximan, para que liberen los químicos adecuados.

 Evita los líquidos 


Los líquidos obstaculizan la salivación de los alimentos. Puedes consumir líquidos antes de comer para estimular la salivación, o después, para ayudar a la digestión. Durante la comida, no los uses. Si lo que comes es muy seco y te parecen necesarios, es probable que debas dejar de comerlo.

Evidentemente, una excepción son caldos y sopas, que deben comerse siempre como primer plato. 

Consume alimentos fermentados a diario 


 Todas las culturas contienen en su dieta original alimentos fermentados. La inteligencia de la alimentación ancestral reconoce el valor de los microorganismos presentes en estos alimentos, claves para el funcionamiento de los intestinos.

Sauerkaut, vino tinto, yogurt natural (no el que venden en los supermercados), miso, verduras en vinagre son algunas opciones que puedes incluir en tu dieta y así mejorar las condiciones de tu digestión y tu salud en general.

Que tus alimentos sean integrales 


Los alimentos integrales son, como regla general, superiores a los alimentos refinados. Debe comerse toda la parte comestible, ya que se complementan los nutrientes contenidos en todas las partes. Si las semillas son comestibles, deben comerse; si la piel es comestible.

La mayoría de los alimentos que se separan o refinan lo hacen por considerar duración, manejabilidad y economía, mas no porque así se obtenga ningún beneficio nutricional. Si existe el riesgo de que alguna de las partes esté contaminada por aditivos o fertilizantes tóxicos, procura consumir productos orgánicos.

Evita sobrecalentar las proteínas 


Evidentemente, muchos alimentos no son recomendables crudos, como el pollo o el puerco, pero la mayoría de los alimentos ricos en proteínas contienen enzimas que ayudan a su digestión, y si se exponen a altas temperaturas, pueden perder estas enzimas.

Es el caso particular del miso, un excelente alimento rico en proteínas, pero no del amaranto, que es el único alimento no animal con todo el espectro de proteínas, pero que no puede digerirse crudo.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Jorge Cruz. Con tecnología de Blogger.

Contactanos

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Seguidores

Popular Posts